La gracia de Dios es inmerecida. Joseph Prince
Gálatas
5:4 De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia
habéis caído.
¿Qué es la gracia de
Dios? En pocas palabras, la gracia de Dios es Dios bendiciéndote, sanándote y
liberándote por causa de lo que Jesús hizo. La gracia de Dios es Su favor no
ganado y totalmente inmerecido hacia ti simplemente por la obra finalizada de
Jesús en la cruz.
Porque la gracia de Dios
se basa en la obra de Jesús y no en la tuya, la única forma en que caes de esta
gracia es al creer que la puedes ganar o merecer a través de tu obediencia y
buenas obras.
Por ejemplo, caes de la
gracia cuando dices: “Dios tiene que responder a mi oración, porque he orado
mucho”. También caes de la gracia cuando piensas que debido a que estás
sirviendo en la iglesia o has superado un mal hábito, Dios está complacido
contigo y tiene que bendecirte.
Cuando piensas que es por
tus esfuerzos y obediencia que recibes las bendiciones de Dios, llegas a ser
como los fariseos. Ellos creían que guardar la ley los justificaba y les
aseguraba que Dios los bendeciría. Pero la verdad es que cuando crees como
ellos “de Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la
gracia habéis caído”. Esto significa que estas separado o desconectado de
Cristo, quien es tu salvación, tu Redentor, tu sanador y tu proveedor. ¡Todo lo
que Cristo ha logrado queda sin efecto para ti!
Amigo
mío, seguramente quieres que todo lo que Cristo logró haga efecto en ti. Las
personas en quienes la obra de Cristo hace efecto reciben de él el milagro que
necesitan. Cuando él hace efecto en ellos, él es su sanador y ellos quedan
sanados. Él es su sabiduría y ellos son sabios delante de los hombres. Él es su
éxito y experimentan éxito en todo lo que hacen.
Amado, que la obra de Cristo
haga siempre efecto en ti y que nunca se nulifique la gracia de Dios que opera
en tu vida, ¡sólo recuerda y cree que es por Cristo y su obra finalizada −por su
sangre, por sus llagas, por su muerte y por su obediencia− que eres justificado,
sanado y bendecido.
Extraído del sitio Joseph Prince Ministries:
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