La batalla de tu mente. Primera parte. Joseph Prince
Quiero compartir algo con
ustedes que creo que va hacerlos todavía más libres ¡Alabado sea el Señor!, la
gente me dice “Pastor Prince, soy un libre pensador”, ¿han escuchado a personas
que dicen eso? sabes, tú no eres libre para pensar si eres esclavo del pecado, y
todo aquel que ha nacido en este mundo es esclavo del pecado. Necesitamos el
nuevo nacimiento para ser libres de esa esclavitud. La gente dice que son
libres pensadores, pero sus mentes están en una caja, no pueden detener sus
malos pensamientos: pensamientos sucios, imaginaciones impuras, pesimismo,
depresión; no pueden salir de estas cosas, aunque digan que son libres. Les voy
a decir quiénes son verdaderamente libres pensadores: el Hijo es quien nos hace
verdaderamente libres.
Les voy a compartir algo
acerca de sus mentes, de hecho, lo que expongo aquí es mi testimonio personal,
mi viaje al descubrir este evangelio de la gracia que re-descubrió Martin
Lutero. Este no es nuestro evangelio, no es el evangelio de Martin Lutero ni de
Joseph Prince, de hecho, Pablo es el único que puede decir “este es mi evangelio”.
Este viaje comenzó por las luchas mentales por las cuales yo atravesé como
creyente. Después de ser salvo, leí algo que no estoy seguro que debí haber
leído, pero bueno, me topé con esto que trajo a mí una mente insana.
Permítanme decirles qué
dice Romanos 1:16 y 17:
Porque
no me avergüenzo del evangelio, porque es [“El” articulo definido] poder de
Dios para salvación [“soteria” de la palabra “sozo”] a todo aquel que cree; al
judío primeramente, y también al griego.
Porque
en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está
escrito: Mas el justo por la fe vivirá.
Cuando Jesús sanaba a
alguien él decía: “Tú fe te ha hecho sano”, en el griego dice: “Tú fe te ha
hecho sozo”, así que "soteria"
es el sustantivo del verbo “sozo”. “Soteria” incluye una buena condición,
salud, preservación, seguridad, liberación, ¿entonces cuál es el poder de Dios
para que seas salvo y tengas esa salud mental? ¿cuál es el poder de Dios para eso? El
evangelio de Cristo.
Y tenemos que asegurarnos
que estamos predicando el evangelio correcto. Pablo pronunció una doble
maldición en el libro de Gálatas sobre aquellos que no predicaran el evangelio
de la gracia. Él dice, “si aún nosotros o un ángel del cielo”, no dice un ángel
del infierno, dice “incluso si un ángel del cielo predica otro evangelio que el
que se ha enseñado, que sea anatema, que sea maldito”, y lo dice de nuevo: “lo
digo otra vez, si nosotros o un ángel del cielo, les predica otro evangelio que
el que han recibido, sea maldito”.
Lo dice dos veces. Así
que decidí tiempo atrás que prefiero estar en la posición donde las personas
hablen de mí, y sea perseguido, pero tener la doble bendición de Dios, en vez
de estar bajo esta doble maldición.
Así que debemos
asegurarnos de predicar el evangelio correcto. Este evangelio fue re-descubierto
por Martin Lutero. Este evangelio no se trata acerca de nosotros, sino acerca
de Cristo. Lo más que te enfocas en él, más fruto del espíritu que va a fluir
de tu vida.
Así que hoy quiero
compartir algo acerca de sus mentes. Por alguna razón Jesús fue crucificado en
un lugar llamado la Calavera. ¿saben? todo comienza en la mente. Miremos estos
versículos.
2
Corintios 10:3 Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne;
10:4
porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios
para la destrucción de fortalezas,
Ahora, aquí habla de las
armas de nuestra milicia, ¿cuantos de nosotros entendemos como creyentes, como
gente de Dios que estamos en una guerra? La gente me pregunta ¿por qué la gente
del mundo no tiene las mismas tribulaciones que los creyentes?, ellos no tienen
las mismas luchas que nosotros atravesamos como creyentes, y a menudo me
preguntan ¿por qué? y les voy a decir: “Porque ellos están muertos”.
Si fueras un cazador, y
disparas a unas aves, y una de ellas queda herida, otras huyen, y otra está
muerta, ¿por quién vas a ir primero? ¿por la que está herida o por la que está
muerta?... ¿Ahora entiendes porque el diablo está detrás de ti? es porque estás
vivo, es una buena señal si están detrás de ti, es porque estás vivo, estás en
una guerra, donde hay hostilidades, y la Palabra de Dios dice que las armas de nuestra
milicia no son carnales. No son arsenales nucleares, no son rifles o bombas, no
es nada físico, nada tangible, nada palpable, esas armas no son carnales, pero
son, dice la Escritura “poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas”.
Ahora, ¿dónde están esas fortalezas?
Recuerdo que por mucho
tiempo el Cuerpo de Cristo pensó que las fortalezas estaban allá afuera en
algún lugar. La Biblia dice que tenemos lucha contra principados y potestades
en los lugares celestiales, pero esta batalla no está sucediendo en los
celestiales.
La Biblia dice que te
pongas toda la armadura de Dios, y cada pieza que describe de esa armadura es del
evangelio. El casco, es la esperanza de la salvación. La coraza, es la justicia
que protege tú corazón de las acusaciones del enemigo, y la justicia es un
regalo, un don. Dice que ciñamos nuestros lomos con la verdad que te hace
libre, y también dice la Escritura: “calzados los pies con el apresto del
evangelio de la paz”. y que tengamos “el escudo de la fe, el yelmo de la salvación,
y la espada del Espíritu”.
Ahora, quiero decirte
algo. Si lo que crees acerca del evangelio es equivocado, esa parte en
donde no estás creyendo correctamente, estás expuesto. Nuestros conflictos y
esas hostilidades contra el enemigo no están en los celestiales, no están allá
afuera, eso fue antes cuando Jesús no había muerto. La lucha era externa, como por
ejemplo cuando el príncipe de Persia vino, pero desde que vino Jesús ¿dónde es la
batalla?, ¿dónde es esa arena? En tu mente, ahí es donde el adversario quiere
agarrarte, en tu mente.
Vamos a seguir leyendo 2 Corintios 10:5: derribando argumentos y
toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo
todo pensamiento a la obediencia a Cristo.
La Biblia en inglés dice:
“a la obediencia de Cristo”, esto es muy claro, Dios quiere que llevemos cada
pensamiento a la obediencia de Cristo*. Si ponemos todo esto junto vemos que esta
fortaleza de la que habla 2 Corintios 10 está en nuestra mente, en la mente de
las personas, ahí es donde tenemos esa fortaleza, y dice aquí: debemos llevar
todo pensamiento cautivo en obediencia de Cristo para derribar argumentos y
toda altivez, porque dice que las armas de nuestra milicia no son carnales,
sino poderosas en Dios para la destrucción de esas fortalezas.
*Dice
la versión RVA: 2 Co. 10:5 Destruyendo consejos, y toda altura que se levanta
contra la ciencia de Dios, y cautivando todo intento á la obediencia, de
Cristo.
Hay todo tipo de luchas,
hay gente que lucha con la depresión en sus mentes, hay personas que no pueden
concentrarse, especialmente la nueva generación con sus celulares y iphones y
todas estas cosas. Estamos viendo crecer a una generación de gente que no pueden
enfocarse por mucho tiempo. Sería muy bueno que ayudáramos a nuestros hijos a
crecer para que se sentarán y, cómo la Biblia dice, aprendan a estar quietos.
Dios es quietud, Él es
quieto. Él habla en una voz quieta. Este es el ritmo de los movimientos de
Dios. Si miramos la naturaleza, ella se mueve lenta pero poderosamente, tiene
un ritmo, un ritmo de gracia, incluso la música lo tiene. Pero la vida actual tiene
muchísimas demandas, la gente está sin aliento, apurada. La Escritura dice “En
lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me
pastoreará”.
Así que nuestras mentes
pueden ser muy activas, pueden estar sentados aquí y ya se perdieron todo lo
que yo dije, porque hoy en día luchamos mucho para enfocarnos. Así que,
cualquiera que sea la lucha que tenemos, las bendiciones del evangelio van a ser
manifiestas mientras llevamos cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo ¿Qué es esto de llevar todo
pensamiento a la obediencia de
Cristo?
Romanos
5:19 Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron
constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán
constituidos justos.
¿Quién es ese hombre que
desobedeció? Adán. Todos quisiéramos encontrar a Adán en el cielo, ¿no es así?,
porque, por su culpa hay enfermedad, pobreza, y por su culpa morimos, todo esto
es culpa de Adán, ¿por qué? porque Dios hizo a Adán cabeza de la humanidad. Tú
puedes decir, “eso es injusto”. Bueno, antes que digas que es injusto, si tu
abuelo hubiera muerto de tres años, tú no estarías aquí, yo sé que esto es profundo,
pero si lo piensas, si él no hubiera vivido, y crecido no estarías aquí,
entonces esto no es que propiamente sea algo injusto, es algo que pasó. Son
hechos. El hecho es que, por la caída de Adán, la Biblia dice que todos los
hombres son pecadores. Si tú dices que esto es injusto, bueno, ve lo que Dios
hizo en la última parte del versículo que dice: “así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos
justos”.
Imagínense, por la
obediencia de un hombre, Jesucristo, el segundo Adán, hemos sido hechos justos.
Es muy interesante,
decimos con los labios que somos justos por gracia, por fe, a causa de su
obediencia, pero sentimos que cuando pecamos perdemos nuestra salvación o que
perdemos nuestra justicia. Si dices eso, si dices que pierdes tu justicia o tu
salvación porque pecaste, entonces, de igual modo estás diciendo que has
recibido la justicia y la vida eterna porque obedeciste. Si piensas que pierdes
tu justicia a causa de tu desobediencia, entonces debes de estar de acuerdo en
que todo lo que tienes es porque has obedecido.
Sin embargo, la Biblia
dice que somos justos, no por nuestra obediencia, sino por la obediencia de
Cristo en la cruz. Esto es lo que la gente en la reforma predicó. Nosotros
somos justificados por fe, no somos justos a causa de lo que hacemos, somos
justos por que el Hijo de Dios obedeció. Su obediencia nos hizo justos, esta es
la obediencia de Cristo.
2
Corintios 10:5 derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el
conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia “de”
Cristo.
Lo que dice aquí es que
necesitamos traer todos nuestros pensamientos, ya que estamos en una batalla, a
su obediencia, no a nuestra obediencia.
En el momento en que te enfocas en tú obediencia o en la falta de ella, y en dónde
estás en términos de tu obediencia, el diablo te tiene, y vas a permanecer en
un espiral descendente de depresión.
El diablo viene y te
dice: “! ves, desobedeciste! ya no eres justo”. Pero la Biblia dice que debemos
enfocarnos en la obediencia ¿de quién? ¿en nuestra obediencia? No, debemos
enfocarnos en la obediencia de Cristo.
Debemos traer todo pensamiento cautivo a la obediencia de Cristo, y esa es la batalla.
Ahora, ¿esto significa
que no tenemos obediencia de nuestra parte? No, nuestra obediencia definitivamente
debe de estar allí, pero ¿saben algo? muchas veces ni siquiera es consciente.
El versículo 6 dice:
6
y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia
sea perfecta.
Lo que aquí expone es que,
si te enfocas en la obediencia de Cristo, Dios dice: “Yo seré capaz de castigar
a todos tus enemigos a causa de que tu obediencia ha sido cumplida”.
Aún hay obediencia implícita
de nuestra parte. En el Antiguo Testamento la obediencia era la raíz de la
justicia [de ahí provenía la justicia en un creyente], hoy, la obediencia es el
fruto de la justicia. Lo más que crees que eres justo, lo más que vas a ver el
fruto de la obediencia. Y como líder, lo más que condenes a la gente vas a
empujarla más a pecar. Este es el campo de batalla: la mente.
¿Cómo hace esto el
diablo? él tiene seis mil años de experiencia con el hombre, tú tienes, si
acaso 50 años. Lo que él hace es esto, cuándo viene a ti, no se aproxima
diciéndote: “eres estúpido”, “eres indigno”, “eres un adicto", no, él viene
con el pronombre personal “yo” y pone esto en tus pensamientos: “yo soy un
pervertido”, “soy un adicto”, “no sirvo para nada”, “no tengo esperanza”, “no
puedo ayudar a nadie”, “soy un flojo”, “soy un fracasado”, lo que sea que sea
la idea, él pone un “yo”, o “yo soy” en tu mente, ¡y tú lo crees!, y piensas
que eres tú el que estás pensando esto.
Quiero decirte esto:
estamos en medio de una batalla, y la batalla ocurre en tu mente. ¿Alguna vez
han estado en un edificio muy alto, un lugar muy alto, y han mirado hacia abajo
y han tenido este pensamiento, "salta"?, y no estás bajo ningún
medicamento, y no estás visitando al psiquiatra, pero cuántos de ustedes viendo
hacia abajo de esa gran distancia, han tenido este pensamiento, "salta"
y tú piensas, “no, esto no es de mí”. Se los digo claramente: esto no proviene
de ti, esto puede provenir de la carne, o del diablo. Pero quiero dejarte claro
que el diablo usa este pronombre personal de "yo".
Recuerdo después que
renací, que leí un libro que decía que podía perder mi salvación si yo pecaba,
y decía, que no sabían hasta donde yo tenía que pecar o cuantos pecados tenía
que cometer antes de perder mi salvación. Cuando un mensaje es erróneo es muy
incierto, y el gozo y la inseguridad no pueden coexistir, el gozo y la paz
siempre coexisten con la seguridad.
El deseo de Dios es: “Amado,
yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así
como prospera tu alma” (3ª Juan:2). Esta es la voluntad de Dios. Dios desea que
seas prosperado en todo y que tengas salud, así
como tu alma prospera. La palabra “como” significa, “en igual proporción”.
Tu espíritu ya está prosperando. Si eres renacido, tienes un espíritu que es
justo, santo, libre de culpa. Pero cuando pecas, no es tu espíritu el que peca,
es tú carne, como dice Romanos 7:17:
De
manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí.
¿Notan que diferencia?,
Pablo hizo una diferencia entre “yo”, y “el pecado que moraba en él”. El real
tú, el hombre espiritual que hay en ti, es justo, es un rey, un sacerdote,
santo, bendito, ungido. Pero la parte de ti que quiere pecar, viene de la mente
o la carne.
Dios dice que si tu
mente, que si el reino de tu alma prospera, tú sanidad va a fluir.
Entonces, ¿qué es lo
primero que debe prosperar en nosotros? ¿qué nos hace prosperar físicamente en
forma constante y tener salud? Dios no dice algo por nada, esta es la voluntad
de Dios: que tengas salud, así como tu alma prospera. Así que el primer lugar
dónde debes prosperar es tu mente, en el reino o ámbito de tu mente. Cuando tu
mente prospera, tu ámbito emocional, tus emociones prosperan, y cuando tus
emociones prosperan, ¿qué piensan que ocurre? ¡tu cuerpo va a tener salud!
Los médicos nos dicen que
hay muchas enfermedades causadas por desórdenes del sistema inmune, por la
ansiedad relacionada con el estrés. En otras palabras, cuando estás ansioso,
desarrollas enfermedades.
Vi una vez una fotografía,
en un libro que había escrito un médico, sobre avances en la medicina, y él
dice, que la gente piensa que por cuestiones genéticas la gente desarrolla
enfermedades y muere; y esto tiene cierta verdad, pero este médico refutaba eso
poniendo fotografías de dos gemelas, dos hermanas en sus sesenta,
aproximadamente. Una de ellas lucía muy joven, la otra lucía realmente mayor.
Era evidente la similitud entre ambas, pero una tenía un estado y la otra otro,
una lucía realmente mayor, y este médico estaba probando que tu dieta, tu forma
de vivir, el ejercicio, la forma en que vives, y que muy especialmente el
estrés, juegan un papel principal en que envejezcas más rápido.
Pienso que todos nosotros
estamos interesados en que nuestra alma prospere, y esta es la razón de por qué
este campo de batalla es tan importante, porque lo más estresado y deprimido
que tu estés, lo más rápido que vas a envejecer.
Dios sacia de bien
nuestra boca, para que nuestra juventud pueda ser renovada cómo la del águila. Para
extender esta prosperidad a tu salud, debe prosperar tu alma, tu mente.
Cuando yo era adolescente
leí aquel libro donde decía que podía perder mi salvación, así que el miedo
entró en mí. Yo deseaba tanto estar bien con Dios, no quería estar fuera de
comunión, no quería estar en los registros malos de Dios, no quería estar en
una condición en que Dios me rechazara, así que pensaba, ¡puedo perder mi
salvación! y entró esta inseguridad en mí, y ¿saben lo que le ocurrió a mi
mente? se volvió un campo abierto para el diablo. Toda clase de malos
pensamientos venían a mí, especialmente pensamientos de blasfemias,
pensamientos profanos. Yo estaba orando y de pronto, ¡pum! un pensamiento venía
a mi mente, palabras profanas, blasfemias contra Dios y me sorprendía, decía, ¿cómo
puedo tener estos pensamientos? estoy orando, y estoy pensando todas estas
cosas. ¿Cuantos de ustedes han tenido este tipo de luchas? incluso mientras es
el tiempo de adoración. Yo estaba haciendo lo mejor que podía, porque no sabía
lo que les estoy enseñando hoy, nadie me enseñó estas cosas, yo simplemente
sabía una cosa, que no era capaz de traer todo pensamiento a la obediencia de
Cristo.
Hay algunas traducciones
que están erróneas, incluida la Reina Valera 1960, que dice que traigamos todo
pensamiento a la obediencia a Cristo.
Pero por propia experiencia ustedes simplemente sabrán que esto no es posible.
Hay muchas versiones en inglés que son exactas y dicen que se debe llevar todo
pensamiento cautivo a la obediencia de
Cristo, la versión King James actual y la antigua, la Versión “The Message”,
la “Philips”. La forma que está escrito en la Young’s Literal Translation es “debemos
llevar todo pensamiento cautivo a la obediencia de el Cristo”, eso es lo que literalmente dice este versículo; y la
Biblia Amplificada dice: “trae todo pensamiento y propósito cautivo a la
obediencia de Cristo”. Está hablando de Su obediencia, porque si no, esto sería
una forma de obras, eso sería una lucha en que estarías en un espiral
descendente de depresión, así que esa es
la obediencia de Cristo en la que debemos enfocarnos.
Entonces, cuando en mi
adolescencia leí ese libro en particular que enseñaba que podía perder mi salvación,
me enfoque en mi obediencia, me asegure de que cada hora estuviera haciendo
bien las cosas. Cada hora estaba pendiente de si estaba obedeciendo, pero, ¿saben
una cosa?, incluso cuando estaba adorando venían malos pensamientos a mí, y cuando
tenía esos malos pensamientos, yo confesaba mis pecados. Por un tiempo estaba
bien y después esos pensamientos volvían, y yo volvía a confesar mis pecados y
pronto mi gozo se fue, mi paz se esfumó.
Recuerdo que estaba
haciendo mi servicio militar, y una noche, acostado en mi litera, escuché
hablar a algunos muchachos en la parte de abajo, era tarde, y escuché decir a
estos chicos de mí, “que tipo tan extraño” y el otro dijo, “Si, verdad, te
fijas como nunca cierra su boca, siempre está cuchicheando”, ¿y saben lo que yo
estaba haciendo? ¡estaba confesando mis pecados!
Cuando estás en el
servicio militar toda clase de sentimientos malos vienen en contra del
instructor, todas clases de pensamientos malos te asaltan y yo había leído ese
versículo en la Escritura que dice que todo lo que no proviene de la creencia
es pecado, así que yo me aseguraba de que cada duda, cada cosa en que estaba
siendo incrédulo, la confesara. Estaba en ese espiral descendente. Así que cuando
escuché a estos chicos hablar de mí, me pregunté ¿esto es un testimonio? ¿estoy
dando un buen testimonio? ¿dónde está el gozo indecible?, ¿dónde está esa paz
que sobrepasa todo entendimiento? Así que me di cuenta que algo estaba mal, y
ahí comenzó mi búsqueda. Los pensamientos aún estaban allí, eran una fortaleza.
Cada vez que el diablo
pone un pensamiento diciéndote: “soy indigno” o “soy un pervertido”, tienes una
súbita reacción en tu cuerpo. Dios hizo nuestros cuerpos, pero el que tu cuerpo
reaccione no significa que estas pecando. El diablo pone pensamientos en tu
mente tales como: “soy un pervertido”, “soy un maniático sexual”, él te dice:
"yo soy" no te dice, "tú eres", así que, no disciernes que esos
pensamientos son del diablo. Y lo más que aceptas esos pensamientos, entonces
llegas a convencerte, “sí, soy un pervertido”, te convences tú mismo de lo que no
eres, y ¿qué crees?, vas a comenzar a vivir como uno de ellos.
Conozco gente que ha
escuchado esta enseñanza, y me han escrito diciendo, “Pastor Prince me doy
cuenta ahora de que esa perversión sexual en mí, vino cuando empecé a pensar
mal, porque cuando era un joven, yo pensé que era un pervertido y comencé a
vivir cómo uno de ellos, pero ¿sabe?, el entender esto que ha enseñado, me ha
hecho libre”.
Cualquiera que sea esa
perversión, porque una perversión puede llegar a ser cualquier cosa practicando
sexo fuera del matrimonio, él te la ha sugerido.
Si él viene a ti y te
dice cosas como, “estoy deprimido”, “soy un suicida”, ¡no lo repitas!, ¡no lo
creas!, “¿y qué es lo que hago entonces Pastor Prince?” ¡ignóralo!
Alguien alguna vez me
dijo, “tú no puedes detener a alguien que use palabras profanas en tu presencia”.
¿Han estado en algún lugar donde alguien está diciendo palabras profanas, y
ustedes tienen que escucharlos?, en algún lugar en público, por ejemplo, ¿son
ustedes responsables por esos pensamientos, por esas palabras profanas que esa
persona está diciendo? ¡no!, tampoco eres responsables de esos pensamientos que
vienen cómo disparos en tu mente, el diablo está disparando esos pensamientos
en tu mente, Dios no los toma en cuenta porque no son tus pensamientos, así que
en el momento que esos pensamientos vengan a ti, aprende a decir: “esto no es
mío”.
A mí me habría encantado
que alguien me hubiera enseñado esto. Yo me responsabilice por aquellos
pensamientos que tenía, y la culpa vino con ellos y también la condenación. Yo
pensaba, ¿cómo es posible que este orando, y tenga estos pensamientos profanos?,
así que comencé a sentirme condenado. Y yo aceptaba esa condenación como de
parte de Dios, y lo más que me sentía condenado, peor eran mis pensamientos, y
lo más que mis pensamientos eran peor y peor, más me condenaba, estaba en esa
espiral descendente de depresión.
Ahora, la ciencia médica
tiene una descripción para estos pensamientos obsesivos. A este tipo de cosas
le llaman un desorden obsesivo compulsivo, en donde estás persistentemente
pensando en pensamientos que te guían a la ansiedad y te están reavivando
compulsiones, en mi caso, era que yo confesaba mis pecados todo el tiempo. Cada
vez que venía un pensamiento malo a mí, yo confesaba. Eso era horrible, porque
me dijeron que si no confesaba mi pecado yo estaba fuera de comunión con Dios.
Imagínense lo complejo que fue mientras hacía mi servicio militar. Yo tenía que
estar confesando mis pecados todo el tiempo, y esto casi me trae a la locura,
por poco pierdo mi mente.
Cuando descubrí el
evangelio, me di cuenta: ¡Dios mío no
tengo que enfocarme en mi obediencia!, si yo fuera perfecto, entonces
Jesucristo no hubiera muerto, no hubiera ni tenido que venir en primer lugar.
Él no vino a llamar aquellos que están bien. Como médico, vino a llamar
aquellos que están enfermos. Es su
obediencia la que me ha hecho justo, no es mi
obediencia. La Biblia dice que debes traer todos estos pensamientos al
conocimiento de Dios, todo lo que está diciendo aquí tiene que ver con el
evangelio, miremos en Romanos 10, por ejemplo:
2
Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a
ciencia.
Está hablando de los judíos,
nosotros tenemos que derribar argumentos que se levantan contra el conocimiento
de Dios, ¿cuál es el conocimiento de Dios? tiene que ver con el evangelio. La
gente judía tiene celo por Dios. Si ustedes van a Israel, encuentran mucha
gente orando todo el tiempo en el muro de las lamentaciones, ellos observan
todas las fiestas, todas las cosas que deben observar, ellos tienen celo, pero
conforme a ciencia, no conforme al conocimiento de Dios. En el versículo 3 de
Romanos 10 dice:
3
Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia,
no se han sujetado a la justicia de Dios.
La razón por la que muchos
cristianos se sienten culpables, es porque están ignorando lo mismo que los judíos:
la justicia de Dios, y están buscando establecer su propia justicia. No se
están sometiendo a la justicia de Dios. Cada vez que tratas de establecer tu
propia justicia, lo cual en teología se llama justicia subjetiva, dicen que el
don de la justicia es justicia objetiva. Bueno en el lenguaje de Dios hay solo
una justicia. Tú tienes el don de la justicia, así que, si estás ocupado
tratando de establecer tu propia justicia, Dios llama a eso, ignorancia de Su
don de la justicia.
3
Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia,
no se han sujetado a la justicia de Dios;
4
porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.
Así que, una vez que
crees esto, vas a estar seguro que no puedes perder tu salvación, porque no es
tu obediencia lo que te hace justo, no es tu obediencia que te hace permanecer
justo. Si tu obediencia no te puede hacer justo, ¿cómo tu desobediencia puede
hacer que pierdas esa justicia?
Muchas gracias hermana Claudia por tu excelente trabajo te traernos a nosotros las enseñanzas de Dios dadas por el pastor Prince.
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