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La batalla de tu mente. Primera parte. Joseph Prince




Quiero compartir algo con ustedes que creo que va hacerlos todavía más libres ¡Alabado sea el Señor!, la gente me dice “Pastor Prince, soy un libre pensador”, ¿han escuchado a personas que dicen eso? sabes, tú no eres libre para pensar si eres esclavo del pecado, y todo aquel que ha nacido en este mundo es esclavo del pecado. Necesitamos el nuevo nacimiento para ser libres de esa esclavitud. La gente dice que son libres pensadores, pero sus mentes están en una caja, no pueden detener sus malos pensamientos: pensamientos sucios, imaginaciones impuras, pesimismo, depresión; no pueden salir de estas cosas, aunque digan que son libres. Les voy a decir quiénes son verdaderamente libres pensadores: el Hijo es quien nos hace verdaderamente libres.

Les voy a compartir algo acerca de sus mentes, de hecho, lo que expongo aquí es mi testimonio personal, mi viaje al descubrir este evangelio de la gracia que re-descubrió Martin Lutero. Este no es nuestro evangelio, no es el evangelio de Martin Lutero ni de Joseph Prince, de hecho, Pablo es el único que puede decir “este es mi evangelio”. Este viaje comenzó por las luchas mentales por las cuales yo atravesé como creyente. Después de ser salvo, leí algo que no estoy seguro que debí haber leído, pero bueno, me topé con esto que trajo a mí una mente insana.

Permítanme decirles qué dice Romanos 1:16 y 17:

Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es [“El” articulo definido] poder de Dios para salvación [“soteria” de la palabra “sozo”] a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.
Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.

Cuando Jesús sanaba a alguien él decía: “Tú fe te ha hecho sano”, en el griego dice: “Tú fe te ha hecho sozo”, así que "soteria" es el sustantivo del verbo “sozo”. “Soteria” incluye una buena condición, salud, preservación, seguridad, liberación, ¿entonces cuál es el poder de Dios para que seas salvo y tengas esa salud mental?  ¿cuál es el poder de Dios para eso? El evangelio de Cristo.

Y tenemos que asegurarnos que estamos predicando el evangelio correcto. Pablo pronunció una doble maldición en el libro de Gálatas sobre aquellos que no predicaran el evangelio de la gracia. Él dice, “si aún nosotros o un ángel del cielo”, no dice un ángel del infierno, dice “incluso si un ángel del cielo predica otro evangelio que el que se ha enseñado, que sea anatema, que sea maldito”, y lo dice de nuevo: “lo digo otra vez, si nosotros o un ángel del cielo, les predica otro evangelio que el que han recibido, sea maldito”.

Lo dice dos veces. Así que decidí tiempo atrás que prefiero estar en la posición donde las personas hablen de mí, y sea perseguido, pero tener la doble bendición de Dios, en vez de estar bajo esta doble maldición.

Así que debemos asegurarnos de predicar el evangelio correcto. Este evangelio fue re-descubierto por Martin Lutero. Este evangelio no se trata acerca de nosotros, sino acerca de Cristo. Lo más que te enfocas en él, más fruto del espíritu que va a fluir de tu vida.

Así que hoy quiero compartir algo acerca de sus mentes. Por alguna razón Jesús fue crucificado en un lugar llamado la Calavera. ¿saben? todo comienza en la mente. Miremos estos versículos.

2 Corintios 10:3 Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne;
10:4 porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas,

Ahora, aquí habla de las armas de nuestra milicia, ¿cuantos de nosotros entendemos como creyentes, como gente de Dios que estamos en una guerra? La gente me pregunta ¿por qué la gente del mundo no tiene las mismas tribulaciones que los creyentes?, ellos no tienen las mismas luchas que nosotros atravesamos como creyentes, y a menudo me preguntan ¿por qué? y les voy a decir: “Porque ellos están muertos”.

Si fueras un cazador, y disparas a unas aves, y una de ellas queda herida, otras huyen, y otra está muerta, ¿por quién vas a ir primero? ¿por la que está herida o por la que está muerta?... ¿Ahora entiendes porque el diablo está detrás de ti? es porque estás vivo, es una buena señal si están detrás de ti, es porque estás vivo, estás en una guerra, donde hay hostilidades, y la Palabra de Dios dice que las armas de nuestra milicia no son carnales. No son arsenales nucleares, no son rifles o bombas, no es nada físico, nada tangible, nada palpable, esas armas no son carnales, pero son, dice la Escritura “poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas”. Ahora, ¿dónde están esas fortalezas?

Recuerdo que por mucho tiempo el Cuerpo de Cristo pensó que las fortalezas estaban allá afuera en algún lugar. La Biblia dice que tenemos lucha contra principados y potestades en los lugares celestiales, pero esta batalla no está sucediendo en los celestiales.

La Biblia dice que te pongas toda la armadura de Dios, y cada pieza que describe de esa armadura es del evangelio. El casco, es la esperanza de la salvación. La coraza, es la justicia que protege tú corazón de las acusaciones del enemigo, y la justicia es un regalo, un don. Dice que ciñamos nuestros lomos con la verdad que te hace libre, y también dice la Escritura: “calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz”. y que tengamos “el escudo de la fe, el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu”.

Ahora, quiero decirte algo. Si lo que crees acerca del evangelio es equivocado, esa parte en donde no estás creyendo correctamente, estás expuesto. Nuestros conflictos y esas hostilidades contra el enemigo no están en los celestiales, no están allá afuera, eso fue antes cuando Jesús no había muerto. La lucha era externa, como por ejemplo cuando el príncipe de Persia vino, pero desde que vino Jesús ¿dónde es la batalla?, ¿dónde es esa arena? En tu mente, ahí es donde el adversario quiere agarrarte, en tu mente.

Vamos a seguir leyendo 2 Corintios 10:5: derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.

La Biblia en inglés dice: “a la obediencia de Cristo”, esto es muy claro, Dios quiere que llevemos cada pensamiento a la obediencia de Cristo*. Si ponemos todo esto junto vemos que esta fortaleza de la que habla 2 Corintios 10 está en nuestra mente, en la mente de las personas, ahí es donde tenemos esa fortaleza, y dice aquí: debemos llevar todo pensamiento cautivo en obediencia de Cristo para derribar argumentos y toda altivez, porque dice que las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de esas fortalezas.

*Dice la versión RVA: 2 Co. 10:5 Destruyendo consejos, y toda altura que se levanta contra la ciencia de Dios, y cautivando todo intento á la obediencia, de Cristo.

Hay todo tipo de luchas, hay gente que lucha con la depresión en sus mentes, hay personas que no pueden concentrarse, especialmente la nueva generación con sus celulares y iphones y todas estas cosas. Estamos viendo crecer a una generación de gente que no pueden enfocarse por mucho tiempo. Sería muy bueno que ayudáramos a nuestros hijos a crecer para que se sentarán y, cómo la Biblia dice, aprendan a estar quietos.

Dios es quietud, Él es quieto. Él habla en una voz quieta. Este es el ritmo de los movimientos de Dios. Si miramos la naturaleza, ella se mueve lenta pero poderosamente, tiene un ritmo, un ritmo de gracia, incluso la música lo tiene. Pero la vida actual tiene muchísimas demandas, la gente está sin aliento, apurada. La Escritura dice “En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará”.

Así que nuestras mentes pueden ser muy activas, pueden estar sentados aquí y ya se perdieron todo lo que yo dije, porque hoy en día luchamos mucho para enfocarnos. Así que, cualquiera que sea la lucha que tenemos, las bendiciones del evangelio van a ser manifiestas mientras llevamos cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo ¿Qué es esto de llevar todo pensamiento a la obediencia de Cristo?

Romanos 5:19 Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.

¿Quién es ese hombre que desobedeció? Adán. Todos quisiéramos encontrar a Adán en el cielo, ¿no es así?, porque, por su culpa hay enfermedad, pobreza, y por su culpa morimos, todo esto es culpa de Adán, ¿por qué? porque Dios hizo a Adán cabeza de la humanidad. Tú puedes decir, “eso es injusto”. Bueno, antes que digas que es injusto, si tu abuelo hubiera muerto de tres años, tú no estarías aquí, yo sé que esto es profundo, pero si lo piensas, si él no hubiera vivido, y crecido no estarías aquí, entonces esto no es que propiamente sea algo injusto, es algo que pasó. Son hechos. El hecho es que, por la caída de Adán, la Biblia dice que todos los hombres son pecadores. Si tú dices que esto es injusto, bueno, ve lo que Dios hizo en la última parte del versículo que dice: “así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos”.

Imagínense, por la obediencia de un hombre, Jesucristo, el segundo Adán, hemos sido hechos justos.
Es muy interesante, decimos con los labios que somos justos por gracia, por fe, a causa de su obediencia, pero sentimos que cuando pecamos perdemos nuestra salvación o que perdemos nuestra justicia. Si dices eso, si dices que pierdes tu justicia o tu salvación porque pecaste, entonces, de igual modo estás diciendo que has recibido la justicia y la vida eterna porque obedeciste. Si piensas que pierdes tu justicia a causa de tu desobediencia, entonces debes de estar de acuerdo en que todo lo que tienes es porque has obedecido.

Sin embargo, la Biblia dice que somos justos, no por nuestra obediencia, sino por la obediencia de Cristo en la cruz. Esto es lo que la gente en la reforma predicó. Nosotros somos justificados por fe, no somos justos a causa de lo que hacemos, somos justos por que el Hijo de Dios obedeció. Su obediencia nos hizo justos, esta es la obediencia de Cristo.

2 Corintios 10:5 derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia “de” Cristo.

Lo que dice aquí es que necesitamos traer todos nuestros pensamientos, ya que estamos en una batalla, a su obediencia, no a nuestra obediencia. En el momento en que te enfocas en tú obediencia o en la falta de ella, y en dónde estás en términos de tu obediencia, el diablo te tiene, y vas a permanecer en un espiral descendente de depresión.

El diablo viene y te dice: “! ves, desobedeciste! ya no eres justo”. Pero la Biblia dice que debemos enfocarnos en la obediencia ¿de quién? ¿en nuestra obediencia? No, debemos enfocarnos en la obediencia de Cristo. Debemos traer todo pensamiento cautivo a la obediencia de Cristo, y esa es la batalla.

Ahora, ¿esto significa que no tenemos obediencia de nuestra parte? No, nuestra obediencia definitivamente debe de estar allí, pero ¿saben algo? muchas veces ni siquiera es consciente.
El versículo 6 dice:

6 y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta.

Lo que aquí expone es que, si te enfocas en la obediencia de Cristo, Dios dice: “Yo seré capaz de castigar a todos tus enemigos a causa de que tu obediencia ha sido cumplida”.

Aún hay obediencia implícita de nuestra parte. En el Antiguo Testamento la obediencia era la raíz de la justicia [de ahí provenía la justicia en un creyente], hoy, la obediencia es el fruto de la justicia. Lo más que crees que eres justo, lo más que vas a ver el fruto de la obediencia. Y como líder, lo más que condenes a la gente vas a empujarla más a pecar. Este es el campo de batalla: la mente.

¿Cómo hace esto el diablo? él tiene seis mil años de experiencia con el hombre, tú tienes, si acaso 50 años. Lo que él hace es esto, cuándo viene a ti, no se aproxima diciéndote: “eres estúpido”, “eres indigno”, “eres un adicto", no, él viene con el pronombre personal “yo” y pone esto en tus pensamientos: “yo soy un pervertido”, “soy un adicto”, “no sirvo para nada”, “no tengo esperanza”, “no puedo ayudar a nadie”, “soy un flojo”, “soy un fracasado”, lo que sea que sea la idea, él pone un “yo”, o “yo soy” en tu mente, ¡y tú lo crees!, y piensas que eres tú el que estás pensando esto.

Quiero decirte esto: estamos en medio de una batalla, y la batalla ocurre en tu mente. ¿Alguna vez han estado en un edificio muy alto, un lugar muy alto, y han mirado hacia abajo y han tenido este pensamiento, "salta"?, y no estás bajo ningún medicamento, y no estás visitando al psiquiatra, pero cuántos de ustedes viendo hacia abajo de esa gran distancia, han tenido este pensamiento, "salta" y tú piensas, “no, esto no es de mí”. Se los digo claramente: esto no proviene de ti, esto puede provenir de la carne, o del diablo. Pero quiero dejarte claro que el diablo usa este pronombre personal de "yo".
Recuerdo después que renací, que leí un libro que decía que podía perder mi salvación si yo pecaba, y decía, que no sabían hasta donde yo tenía que pecar o cuantos pecados tenía que cometer antes de perder mi salvación. Cuando un mensaje es erróneo es muy incierto, y el gozo y la inseguridad no pueden coexistir, el gozo y la paz siempre coexisten con la seguridad.

El deseo de Dios es: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma” (3ª Juan:2). Esta es la voluntad de Dios. Dios desea que seas prosperado en todo y que tengas salud, así como tu alma prospera. La palabra “como” significa, “en igual proporción”. Tu espíritu ya está prosperando. Si eres renacido, tienes un espíritu que es justo, santo, libre de culpa. Pero cuando pecas, no es tu espíritu el que peca, es tú carne, como dice Romanos 7:17:
De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí.

¿Notan que diferencia?, Pablo hizo una diferencia entre “yo”, y “el pecado que moraba en él”. El real tú, el hombre espiritual que hay en ti, es justo, es un rey, un sacerdote, santo, bendito, ungido. Pero la parte de ti que quiere pecar, viene de la mente o la carne.

Dios dice que si tu mente, que si el reino de tu alma prospera, tú sanidad va a fluir.

Entonces, ¿qué es lo primero que debe prosperar en nosotros? ¿qué nos hace prosperar físicamente en forma constante y tener salud? Dios no dice algo por nada, esta es la voluntad de Dios: que tengas salud, así como tu alma prospera. Así que el primer lugar dónde debes prosperar es tu mente, en el reino o ámbito de tu mente. Cuando tu mente prospera, tu ámbito emocional, tus emociones prosperan, y cuando tus emociones prosperan, ¿qué piensan que ocurre? ¡tu cuerpo va a tener salud!
Los médicos nos dicen que hay muchas enfermedades causadas por desórdenes del sistema inmune, por la ansiedad relacionada con el estrés. En otras palabras, cuando estás ansioso, desarrollas enfermedades.

Vi una vez una fotografía, en un libro que había escrito un médico, sobre avances en la medicina, y él dice, que la gente piensa que por cuestiones genéticas la gente desarrolla enfermedades y muere; y esto tiene cierta verdad, pero este médico refutaba eso poniendo fotografías de dos gemelas, dos hermanas en sus sesenta, aproximadamente. Una de ellas lucía muy joven, la otra lucía realmente mayor. Era evidente la similitud entre ambas, pero una tenía un estado y la otra otro, una lucía realmente mayor, y este médico estaba probando que tu dieta, tu forma de vivir, el ejercicio, la forma en que vives, y que muy especialmente el estrés, juegan un papel principal en que envejezcas más rápido.

Pienso que todos nosotros estamos interesados en que nuestra alma prospere, y esta es la razón de por qué este campo de batalla es tan importante, porque lo más estresado y deprimido que tu estés, lo más rápido que vas a envejecer.

Dios sacia de bien nuestra boca, para que nuestra juventud pueda ser renovada cómo la del águila. Para extender esta prosperidad a tu salud, debe prosperar tu alma, tu mente.

Cuando yo era adolescente leí aquel libro donde decía que podía perder mi salvación, así que el miedo entró en mí. Yo deseaba tanto estar bien con Dios, no quería estar fuera de comunión, no quería estar en los registros malos de Dios, no quería estar en una condición en que Dios me rechazara, así que pensaba, ¡puedo perder mi salvación! y entró esta inseguridad en mí, y ¿saben lo que le ocurrió a mi mente? se volvió un campo abierto para el diablo. Toda clase de malos pensamientos venían a mí, especialmente pensamientos de blasfemias, pensamientos profanos. Yo estaba orando y de pronto, ¡pum! un pensamiento venía a mi mente, palabras profanas, blasfemias contra Dios y me sorprendía, decía, ¿cómo puedo tener estos pensamientos? estoy orando, y estoy pensando todas estas cosas. ¿Cuantos de ustedes han tenido este tipo de luchas? incluso mientras es el tiempo de adoración. Yo estaba haciendo lo mejor que podía, porque no sabía lo que les estoy enseñando hoy, nadie me enseñó estas cosas, yo simplemente sabía una cosa, que no era capaz de traer todo pensamiento a la obediencia de Cristo.

Hay algunas traducciones que están erróneas, incluida la Reina Valera 1960, que dice que traigamos todo pensamiento a la obediencia a Cristo. Pero por propia experiencia ustedes simplemente sabrán que esto no es posible. Hay muchas versiones en inglés que son exactas y dicen que se debe llevar todo pensamiento cautivo a la obediencia de Cristo, la versión King James actual y la antigua, la Versión “The Message”, la “Philips”. La forma que está escrito en la Young’s Literal Translation es “debemos llevar todo pensamiento cautivo a la obediencia de el Cristo”, eso es lo que literalmente dice este versículo; y la Biblia Amplificada dice: “trae todo pensamiento y propósito cautivo a la obediencia de Cristo”. Está hablando de Su obediencia, porque si no, esto sería una forma de obras, eso sería una lucha en que estarías en un espiral descendente de depresión, así que esa es la obediencia de Cristo en la que debemos enfocarnos.

Entonces, cuando en mi adolescencia leí ese libro en particular que enseñaba que podía perder mi salvación, me enfoque en mi obediencia, me asegure de que cada hora estuviera haciendo bien las cosas. Cada hora estaba pendiente de si estaba obedeciendo, pero, ¿saben una cosa?, incluso cuando estaba adorando venían malos pensamientos a mí, y cuando tenía esos malos pensamientos, yo confesaba mis pecados. Por un tiempo estaba bien y después esos pensamientos volvían, y yo volvía a confesar mis pecados y pronto mi gozo se fue, mi paz se esfumó.

Recuerdo que estaba haciendo mi servicio militar, y una noche, acostado en mi litera, escuché hablar a algunos muchachos en la parte de abajo, era tarde, y escuché decir a estos chicos de mí, “que tipo tan extraño” y el otro dijo, “Si, verdad, te fijas como nunca cierra su boca, siempre está cuchicheando”, ¿y saben lo que yo estaba haciendo? ¡estaba confesando mis pecados!

Cuando estás en el servicio militar toda clase de sentimientos malos vienen en contra del instructor, todas clases de pensamientos malos te asaltan y yo había leído ese versículo en la Escritura que dice que todo lo que no proviene de la creencia es pecado, así que yo me aseguraba de que cada duda, cada cosa en que estaba siendo incrédulo, la confesara. Estaba en ese espiral descendente. Así que cuando escuché a estos chicos hablar de mí, me pregunté ¿esto es un testimonio? ¿estoy dando un buen testimonio? ¿dónde está el gozo indecible?, ¿dónde está esa paz que sobrepasa todo entendimiento? Así que me di cuenta que algo estaba mal, y ahí comenzó mi búsqueda. Los pensamientos aún estaban allí, eran una fortaleza.

Cada vez que el diablo pone un pensamiento diciéndote: “soy indigno” o “soy un pervertido”, tienes una súbita reacción en tu cuerpo. Dios hizo nuestros cuerpos, pero el que tu cuerpo reaccione no significa que estas pecando. El diablo pone pensamientos en tu mente tales como: “soy un pervertido”, “soy un maniático sexual”, él te dice: "yo soy" no te dice, "tú eres", así que, no disciernes que esos pensamientos son del diablo. Y lo más que aceptas esos pensamientos, entonces llegas a convencerte, “sí, soy un pervertido”, te convences tú mismo de lo que no eres, y ¿qué crees?, vas a comenzar a vivir como uno de ellos.

Conozco gente que ha escuchado esta enseñanza, y me han escrito diciendo, “Pastor Prince me doy cuenta ahora de que esa perversión sexual en mí, vino cuando empecé a pensar mal, porque cuando era un joven, yo pensé que era un pervertido y comencé a vivir cómo uno de ellos, pero ¿sabe?, el entender esto que ha enseñado, me ha hecho libre”.

Cualquiera que sea esa perversión, porque una perversión puede llegar a ser cualquier cosa practicando sexo fuera del matrimonio, él te la ha sugerido.

Si él viene a ti y te dice cosas como, “estoy deprimido”, “soy un suicida”, ¡no lo repitas!, ¡no lo creas!, “¿y qué es lo que hago entonces Pastor Prince?” ¡ignóralo!

Alguien alguna vez me dijo, “tú no puedes detener a alguien que use palabras profanas en tu presencia”. ¿Han estado en algún lugar donde alguien está diciendo palabras profanas, y ustedes tienen que escucharlos?, en algún lugar en público, por ejemplo, ¿son ustedes responsables por esos pensamientos, por esas palabras profanas que esa persona está diciendo? ¡no!, tampoco eres responsables de esos pensamientos que vienen cómo disparos en tu mente, el diablo está disparando esos pensamientos en tu mente, Dios no los toma en cuenta porque no son tus pensamientos, así que en el momento que esos pensamientos vengan a ti, aprende a decir: “esto no es mío”.

A mí me habría encantado que alguien me hubiera enseñado esto. Yo me responsabilice por aquellos pensamientos que tenía, y la culpa vino con ellos y también la condenación. Yo pensaba, ¿cómo es posible que este orando, y tenga estos pensamientos profanos?, así que comencé a sentirme condenado. Y yo aceptaba esa condenación como de parte de Dios, y lo más que me sentía condenado, peor eran mis pensamientos, y lo más que mis pensamientos eran peor y peor, más me condenaba, estaba en esa espiral descendente de depresión.

Ahora, la ciencia médica tiene una descripción para estos pensamientos obsesivos. A este tipo de cosas le llaman un desorden obsesivo compulsivo, en donde estás persistentemente pensando en pensamientos que te guían a la ansiedad y te están reavivando compulsiones, en mi caso, era que yo confesaba mis pecados todo el tiempo. Cada vez que venía un pensamiento malo a mí, yo confesaba. Eso era horrible, porque me dijeron que si no confesaba mi pecado yo estaba fuera de comunión con Dios. Imagínense lo complejo que fue mientras hacía mi servicio militar. Yo tenía que estar confesando mis pecados todo el tiempo, y esto casi me trae a la locura, por poco pierdo mi mente.

Cuando descubrí el evangelio, me di cuenta: ¡Dios mío no tengo que enfocarme en mi obediencia!, si yo fuera perfecto, entonces Jesucristo no hubiera muerto, no hubiera ni tenido que venir en primer lugar. Él no vino a llamar aquellos que están bien. Como médico, vino a llamar aquellos que están enfermos. Es su obediencia la que me ha hecho justo, no es mi obediencia. La Biblia dice que debes traer todos estos pensamientos al conocimiento de Dios, todo lo que está diciendo aquí tiene que ver con el evangelio, miremos en Romanos 10, por ejemplo:

2 Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia.

Está hablando de los judíos, nosotros tenemos que derribar argumentos que se levantan contra el conocimiento de Dios, ¿cuál es el conocimiento de Dios? tiene que ver con el evangelio. La gente judía tiene celo por Dios. Si ustedes van a Israel, encuentran mucha gente orando todo el tiempo en el muro de las lamentaciones, ellos observan todas las fiestas, todas las cosas que deben observar, ellos tienen celo, pero conforme a ciencia, no conforme al conocimiento de Dios. En el versículo 3 de Romanos 10 dice:

3 Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios.

La razón por la que muchos cristianos se sienten culpables, es porque están ignorando lo mismo que los judíos: la justicia de Dios, y están buscando establecer su propia justicia. No se están sometiendo a la justicia de Dios. Cada vez que tratas de establecer tu propia justicia, lo cual en teología se llama justicia subjetiva, dicen que el don de la justicia es justicia objetiva. Bueno en el lenguaje de Dios hay solo una justicia. Tú tienes el don de la justicia, así que, si estás ocupado tratando de establecer tu propia justicia, Dios llama a eso, ignorancia de Su don de la justicia.

3 Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios;

4 porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.

Así que, una vez que crees esto, vas a estar seguro que no puedes perder tu salvación, porque no es tu obediencia lo que te hace justo, no es tu obediencia que te hace permanecer justo. Si tu obediencia no te puede hacer justo, ¿cómo tu desobediencia puede hacer que pierdas esa justicia? 


Comentarios

  1. Muchas gracias hermana Claudia por tu excelente trabajo te traernos a nosotros las enseñanzas de Dios dadas por el pastor Prince.

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